Celaya, Gto., 25 de noviembre de 2025.— El anunciado proyecto del Tren de Pasajeros Querétaro–Irapuato ha reabierto un viejo debate en Celaya: ¿debe el tren cruzar por el centro de la ciudad o construirse una nueva ruta que evite la traza histórica? Funcionarios estatales, representantes empresariales, líderes vecinales y especialistas en movilidad han comenzado a fijar postura en un clima donde la memoria urbana y el futuro de la movilidad chocan en el mismo punto: las vías.
Desde la Secretaría de Infraestructura, Conectividad y Movilidad de Guanajuato (SICOM), funcionarios consultados señalaron que la definición del trazo aún está en evaluación técnica, pero subrayaron que el parámetro principal será la seguridad: “La decisión no será política, será técnica. Un tren moderno no puede operar con riesgos urbanos. Si el paso por el centro garantiza seguridad y eficiencia, se analizará; si no, se buscará la mejor alternativa”, afirmó el Secretrio de SICOM involucrado en el proceso.

El equipo estatal reconoce que un trazado por las vías existentes implicaría una intervención compleja, pero no imposible, siempre y cuando se modernicen los cruceros, se eliminen pasos peligrosos y se genere una convivencia ordenada entre movilidad peatonal, ciclista y ferroviaria.
Desde la Asociación del Empresariado Celayense (AEC) y el Consejo Coordinador Empresarial local, la postura mayoritaria es crítica: “Celaya lleva décadas esperando su libramiento ferroviario. Volver a usar las vías del centro va contra la tendencia internacional de liberar los cascos urbanos. Es un retroceso”, señaló Luis Guillermo Morales Oliveros, presidente de la AEC.
Los empresarios argumentan que permitir el tránsito ferroviario en la traza actual cancelaría la oportunidad histórica de convertir los corredores ferroviarios en parques lineales, ciclovías y espacios públicos que detonen la convivencia social, la convivencia armónica y el respeto al entorno, la economía y el turismo. Advierten también que el tren de pasajeros, aun siendo más ligero, requeriría medidas de seguridad que dividirían físicamente importantes zonas del centro.

El presidente municipal de Celaya, Juan Miguel Ramírez Sánchez descartó que el tren de pasajeros vaya a dividir la ciudad y manifestó su molestia con el Consejo Coordinador Empresarial de Celaya con la petición de información del proyecto a casi un año que se inició la planeación: “Si ellos quieren buscar información que la busquen y que se enteren después de 11 meses y que bueno que después de 11 meses van a buscar información que debían haber buscado. Si tampoco ven los periódicos o los medios yo no tengo la culpa (…). 11 meses después yo no voy a apoyarlos, que me disculpen pero no voy a apoyarlos, no vamos a empezar de cero”, aseguró; “En Celaya no iba haber tren, si ustedes ven la información de la presidenta es que la primera información era que en Celaya no iba haber tren y nosotros con el secretario de ella y con gente de Secretaría de Gobernación y del SICT platicamos y platicamos y después en una mañanera determinó que en Celaya iba a pasar el tren e iba haber una estación”, puntualizó.
Organizaciones de colonos del Barrio de Tierras Negras, La Resurrección, El Vergel y Alameda difieren de la visión empresarial. Para ellos, el tren forma parte de la identidad urbana de Celaya y podría convertirse en un detonador de movilidad si se integra con estaciones limpias, accesibles y seguras:“No queremos un tren que nos encierre, queremos un tren que nos conecte. Si lo planean con pasos peatonales a desnivel y un corredor verde, sería un beneficio para los barrios”, señaló la representante vecinal María Esther Torres.

Colectivos ciudadanos que han impulsado la idea de un tren intraurbano dicen que mantener la vía viva permitiría, en el futuro, implementar un sistema de transporte ligero que conecte colonias del oriente y el norte, así como la zona universitaria.
Consultores independientes en movilidad advierten que el problema no es únicamente el paso del tren por el centro, sino el diseño urbano alrededor:“Hay ciudades europeas donde los trenes cruzan el centro sin problema. Lo que importa no es quitarlos, sino gestionar sus impactos y crear ciudad alrededor de ellos”, explicó el urbanista Diego Álvarez.
Álvarez señala que Celaya podría optar por una solución intermedia: permitir el tren de pasajeros en el tramo central, pero a través de infraestructura elevada en los puntos más conflictivos, como Insurgentes, Av. Tecnológico, avenida 12 de Octubre, Eje Manuel J. Clouthier y carretera alterna a Villagrán.
Los comerciantes del centro histórico ven en una estación cercana una oportunidad para reactivar ventas:“No es lo mismo bajar pasajeros en las afueras que en el centro. Los turistas jalan economía. Estamos a favor si se hace con orden”, dijo Ana Laura Rivera, comerciante de la zona de Mercado Morelos.
Para ellos, el riesgo principal es la obra prolongada y la posibilidad de que las restricciones de circulación durante la construcción afecten a los negocios.
El Gobierno federal aún no define si la ruta será elevada, a nivel o mediante falso túnel, aunque ingenieros que participan en mesas técnicas han reconocido que un viaducto ferroviario sería la solución más segura y menos conflictiva. Sin embargo, el costo podría duplicar o triplicar la inversión prevista.
Mientras tanto, Celaya vuelve a estar dividida entre quienes apuestan por recuperar las vías como un espacio público y quienes ven en el tren de pasajeros un eje para modernizar la movilidad sin renunciar a la traza histórica.
Lo cierto es que, la ciudad continúa en una discusión de su relación con las vías, con la oportunidad —o el riesgo— de redefinir su imagen urbana para las próximas décadas.





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