Celaya, Gto., a 27 de octubre de 2025.- Los celayenses celebran a la arquitecta Ana Paulina Loustalot Laclette Torres, galardonada con el Premio Premio “Francisco de la Maza / Sonia Lombardo” del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que distingue los mejores trabajos de conservación del patrimonio arquitectónico y urbanístico del país. Esta presea, que lleva el nombre del historiador del arte Francisco de la Maza (1913-1983) y de la restauradora urbanista Sonia Lombardo Pérez, reconoce obras de restauración, investigación, conservación y difusión patrimonial.
La arquitecta celayense ha sido reconocida por su trabajo en este campo, lo cual coloca a la ciudad de Celaya y al estado de Guanajuato en un referente de la conservación del patrimonio edificado; egresada de la Escuela de Arquitectura «Francisco E. Tresguerras», de la Universidad Latina de México, de la cual es maestra, con Maestría en Restauración de Sitios y Monumentos de la Universidad de Guanajuato.

La obra premiada
El premio toma mayor relevancia al relacionarse con la restauración de la Ex-Hacienda de la Requena , el histórico Portal Colunga (también conocido como Portal Chaparro) en Celaya, proyecto liderado por Loustalot Laclette.
La restauración abarcó una inversión privada para reacondicionar el inmueble ubicado en el Centro Histórico de Celaya, intervenido tras detectar desplazamientos estructurales de hasta 12.5 cm que exigían apuntalamientos y diagnóstico estructural. Bajo la supervisión del INAH, se realizaron estudios de diagnóstico, apuntalamientos, recuperación de arcos, columnas y la planta arquitectónica, con el fin de devolver vida útil al edificio sin sacrificar su valor patrimonial.
Este tipo de intervenciones responde exactamente al espíritu del Premio “Francisco de la Maza / Sonia Lombardo”, que busca destacar obras de restauración y conservación del patrimonio arquitectónico y urbanístico.

El galardón de Ana Paulina Loustalot Laclette representa varios hitos para Celaya y Guanajuato:
Es un reconocimiento público a la calidad técnica y el compromiso cultural de los profesionales del estado, situando a Celaya como ciudad que apuesta por su patrimonio frente al crecimiento urbano o la especulación inmobiliaria.
Refuerza la idea de que la restauración conservadora y el desarrollo urbano pueden ser aliados, no antagonistas, al dar valor económico y simbólico al patrimonio edilicio.
Incentiva nuevas intervenciones en edificios históricos de la ciudad y la región y sirve como modelo para otros municipios que enfrentan retos similares de conservación, abandono o riesgo estructural.

Si bien el premio es motivo de celebración y orgullo, también da lugar a nuevos retos: Garantizar que la restauración sea sostenible: no basta con recuperar el espacio, sino mantener el edificio en buenas condiciones y con uso compatible con su carácter patrimonial. Fomentar políticas públicas que acompañen a las iniciativas privadas, para que la restauración no dependa únicamente de la voluntad del propietario, sino de incentivos, marcos jurídicos y capacitaciones para profesionales. Divulgar los resultados técnicos y de gestión de la intervención: compartir lecciones aprendidas, costos, tiempos, materiales y procesos ayuda a que futuras obras sean más eficientes. Integrar a la comunidad: que el restaurado Portal Colunga no sea sólo un “monumento” sino un espacio vivo para los celayenses, con actividades, accesibilidad y sentido local.

En la cobertura de la conclusión de las obras, Loustalot Laclette declaró: “El edificio estaba en muy malas condiciones, incluso en riesgo de colapso… pese a ello, y gracias a que el propietario decidió invertir, pudimos realizar un proyecto de restauración que recupera el valor histórico y urbano del inmueble”.
El galardón obtenido por Ana Paulina Loustalot Laclette no es únicamente un premio individual: es un reconocimiento al valor del patrimonio arquitectónico del Bajío, a la capacidad técnica de profesionales locales y a la posibilidad de que el rescate de edificios históricos genere identidad, utilidad y desarrollo urbano sostenible. Celaya suma así un capítulo más en su historia de conservación, y el estado de Guanajuato reafirma su compromiso con la protección del legado edilicio.





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