Celaya, Gto., a 24 de octubre de 2025.- El altar de muertos, uno de los elementos más representativos del Día de Muertos, es una tradición profundamente arraigada en la cultura mexicana que honra a los seres queridos que han partido. Esta práctica, que combina elementos indígenas y católicos, data de tiempos prehispánicos y se ha transformado a lo largo de los siglos en un complejo ritual lleno de color, significado y espiritualidad.

Los primeros registros de ofrendas dedicadas a los muertos provienen de las civilizaciones mexica, maya, purépecha y totonaca, quienes creían que el alma de los difuntos regresaba temporalmente al mundo de los vivos. En estas culturas, las ofrendas incluían alimentos, flores, objetos personales y elementos rituales que guiaban a los espíritus durante su travesía al Mictlán, el inframundo. Con la llegada de los españoles en el siglo XVI y la evangelización, estas costumbres se fusionaron en un sincretismo con las celebraciones católicas del Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos (1 y 2 de noviembre), dando origen a la tradición que hoy conocemos.

El altar de muertos se construye con varios niveles, generalmente de dos, tres o siete pisos; dos niveles: representan el cielo y la tierra; tres niveles: al cielo y la tierra, añaden el inframundo, reflejando la cosmovisión prehispánica; siete niveles: aluden a los siete pasos que debe recorrer el alma para llegar al descanso eterno. Se ha dado un significado a cada nivel en los altares que así lo hacen: Nivel 1: Se coloca la imagen de un santo de devoción para el intercesor ante Dios, simbolizando la Tierra y el plano de los vivos; Nivel 2: Se dedica a las ánimas del purgatorio para que el alma se santifique antes de pasar al cielo; Nivel 3: Se coloca sal para purificar el espíritu de los fieles difuntos, representando la purificación del alma.Nivel 4: Ofrece el pan de muerto para que el difunto se recupere del viaje; Nivel 5: Se coloca la comida y bebida favorita del difunto, y se representa el viaje por la tierra; Nivel 6: Se ponen fotografías para recordar a los difuntos que ya no están, simbolizando la memoria y el legado. Nivel 7: Se coloca una cruz hecha de semillas o frutas para que el difunto expíe sus culpas, representando la cruz para alcanzar la paz. 

Entre los elementos más comunes se encuentran: la Fotografía del difunto, al cual se le dedica el altar: representa su presencia espiritual; las velas que simbolizan la luz que guía el camino del alma; las flores de cempasúchil que con su color y aroma marcan la ruta hacia el altar; Copal o incienso: purifican el ambiente y alejan los malos espíritus; el agua: símbolo de pureza y alivio para el alma tras su largo viaje; la sal: representa la purificación y evita la corrupción del cuerpo; el pan de muerto: representa la generosidad y el ciclo de la vida y la muerte; comida y bebida favoritas del difunto: evocan su recuerdo con lo que amaba en vida; calaveras de azúcar: recuerdan la inevitabilidad de la muerte, pero con un toque festivo; papel picado: simboliza el viento y la fragilidad de la existencia; en algunos casos se agregan objetos personales del homenajeado para recordarlo.

Más que un adorno, el altar es un acto de amor y memoria. Cada objeto tiene un propósito. En muchos hogares, escuelas y espacios públicos, las familias se reúnen para montar sus altares, compartir anécdotas y mantener viva la conexión con sus antepasados.

En 2008, la UNESCO declaró al Día de Muertos como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, reconociendo la riqueza simbólica de esta práctica que une pasado y presente. Hoy, los altares no solo se levantan en hogares y panteones, sino también en instituciones culturales, plazas y embajadas, reafirmando que la muerte, en México, es motivo de reflexión, pero también de celebración y festejo.

Altar de Muertos Monumental en Celaya

Cada año, durante los últimos doce años, en Plaza Galerías de Celaya, alumnos y maestros de la Escuela de Diseño de la Universidad Latina de México, montan un altar de muertos desde una interpretación «sui generis» colectiva, dedicado a diferentes íconos culturales. Este año 2025, lo han denominado «Metamorfosis» y lo han dedicado la Mariposa Monarca, haciendo énfasis y un llamado al cuidado de estos insectos lepidópteros que se han visto amenazadas por la tala inmodera e ilegal de los bosques que eran su destino de su viaje desde Canadá.

De igual manera es importante señalar el altar monumental que respetando la tradición, año con año se monta en la Casa de la Cultura de Celaya, dedicándolo a algún personaje de la historia o la tradición celayense.

El altar de muertos es, en esencia, un puente entre el mundo de los vivos y los muertos; un homenaje que se renueva año tras año como expresión de identidad, respeto y amor. Su origen ancestral y su permanencia en el tiempo lo convierten en uno de los rituales más significativos de la cultura mexicana, recordándonos que la memoria es la forma más pura de mantener viva la presencia de quienes ya no están.

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