Celaya, Gto., a 13 de octubre de 2025.- Durante los últimos días, intensas precipitaciones provocadas por los remanentes de las tormentas tropicales Priscilla y Raymond han azotado a los estados de Veracruz, Hidalgo, Puebla y Querétaro, con estragos que se traducen en pérdida de vidas, desaparecidos, viviendas afectadas e infraestructura colapsada.

Según datos de la Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC), al menos 64 personas han muerto y 65 continúan desaparecidas en los cinco estados mayormente impactados (incluyendo San Luis Potosí). En el desglose estatal: Veracruz concentra una parte significativa del número de fallecidos; Hidalgo, Puebla y Querétaro también registran pérdidas humanas.

Además de las víctimas humanas, más de 100,000 viviendas se han visto afectadas y decenas de miles de personas se quedaron sin electricidad mientras comunidades enteras quedaron aisladas ante el colapso de vías de acceso.

Veracruz

El estado ha sido uno de los más golpeados, con niveles de precipitación que superaron los 280 mm en algunos puntos; ríos como el Cazones se desbordaron, inundando zonas de Poza Rica, que quedó parcialmente incomunicada. Se estima que miles de viviendas resultaron dañadas o en riesgo por el avance del agua. Comunidades rurales reportan pérdidas agrícolas severas, bienes domésticos arrastrados y dificultades para recibir ayuda por caminos destruidos.

Hidalgo

Hidalgo registró uno de los mayores números de víctimas: más de 16 personas fallecidas hasta el momento. Deslizamientos, derrumbes en cerros y desbordamientos de arroyos afectaron numerosas comunidades rurales. Equipamientos públicos como escuelas y clínicas sufrieron daños importantes, complicando la atención en zonas remotas.

Puebla

En Puebla se reportaron al menos nueve fallecimientos y varias personas desaparecidas. En Xicotepec, un deslave afectó un ducto de Pemex, generando preocupación adicional por fugas e incendios. Muchos municipios montañosos quedaron aislados por derrumbes en carreteras, mientras el exceso de agua dejó viviendas semienterradas o con socavones en las fundaciones.

Querétaro

A pesar de que era la entidad con menor número de muertes reportadas —solo un fallecimiento confirmado hasta ahora— la tragedia también llegó a Querétaro. En el municipio de Pinal de Amoles, un niño perdió la vida tras ser arrastrado por un alud de tierra y lodo. En Jalpan de Serra, el desbordamiento de la presa provocó múltiples de deslaves y cientos de viviendas resultaron afectadas por inundaciones repentinas, cortes eléctricos y colapso de drenajes. En algunas poblaciones serranas, las calles se convirtieron en corrientes peligrosas, y fue necesario el uso de lanchas para evacuar familias atrapadas por agua.

Causas y factores agravantes

Los meteorólogos señalan que los efectos destructivos de estas lluvias obedecen a una combinación de factores:

  1. Saturación del suelo previo — En muchos de los estados afectados ya había lluvias intensas acumuladas en semanas anteriores, lo que redujo la capacidad del terreno para drenar más agua.
  2. Fenómenos tropicales activos — Las tormentas Priscilla y Raymond reforzaron el flujo de humedad hacia las regiones del centro-este, generando lluvias torrenciales en lapsos cortos.
  3. Topografía vulnerable — Zonas montañosas de Puebla e Hidalgo son particularmente sensibles a deslaves y derrumbes cuando el agua penetra en las fallas del suelo.
  4. Infraestructura deficiente — En muchas localidades rurales y periféricas, los sistemas de drenaje, diques y cauces de desagüe no contaban con mantenimiento regular, lo que agravó las inundaciones.
  5. Desbordamiento de ríos y presas — La crecida de ríos como el Moctezuma (que atraviesa parte de Querétaro e Hidalgo) y otros cauces locales provocaron que los márgenes fueran rebasados.

Respuestas de emergencia

Ante la dimensión del desastre, el gobierno mexicano activó una respuesta escalonada: Se puso en marcha la Comisión Nacional de Emergencias y se declaró la alerta en las entidades afectadas; Más de 8,700 efectivos de las fuerzas armadas han sido movilizados para labores de rescate, apertura de caminos, distribución de víveres y atención médica; Se habilitaron albergues temporales en municipios rurales, especialmente en zonas donde las viviendas quedaron inhabitables o quedaron incomunicadas; En Veracruz, Puebla, Hidalgo y Querétaro se han desplegado brigadas mixtas de Protección Civil estatal, municipal, Ejército y Guardia Nacional; La presidenta Claudia Sheinbaum ha recorrido algunas zonas afectadas, particularmente en Veracruz y Puebla, comprometiéndose a un “censo y reparación integral” de los daños; También se prevé un plan de reconstrucción para carreteras colapsadas, puentes destruidos y restablecimiento de servicios básicos (agua, electricidad, telecomunicaciones).

Testimonios de desaliento y esperanza

Las historias humanas detrás de las cifras son crudas. En comunidades rurales, habitantes narran cómo el agua avanzó con fuerza mientras dormían, arrastrando bienes, animales y recuerdos. Vecinos que buscan entre los escombros, se preguntan cuándo llegará la ayuda y cómo volverán a reconstruir lo perdido.

Sin embargo, también surgen gestos solidarios: jóvenes voluntarios que llegan desde estados vecinos con despensas, personas que ofrecen su vivienda como albergue, e iglesias que habilitan espacios para coordinar donaciones.

Aunque los fenómenos meteorológicos extremos están fuera del control humano directo, hay enseñanzas urgentes que deben tomarse en cuenta: Mantener un mantenimiento activo de drenajes, alcantarillas y cauces, especialmente en municipios con historial de inundaciones; Evitar asentamientos en laderas o zonas de alto riesgo sin estudios técnicos; Fortalecer sistemas de alerta comunitaria y educación sobre evacuación; Planificación urbana que considere el cambio climático y eventos extremos; Preparación interinstitucional entre municipios y estados para coordinación rápida ante emergencias.

Los estragos que dejó la lluvia no solo obligan a restaurar lo perdido, sino a replantear la forma en que las comunidades planifican su crecimiento frente a los riesgos hidrometeorológicos. Para miles de familias afectadas, el reto será recuperar no solo viviendas, sino también la confianza de que, frente a la furia de la naturaleza, los instrumentos de prevención y solidaridad humana deben estar a la altura.

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