Acámbaro, Gto., A 9 de octubre de 2025.- En un paso que conjuga cultura, economía y legalidad, la gobernadora Libia Dennise García Muñoz Ledo celebró el reciente decreto mediante el cual el Pan Grande de Acámbaro fue declarado Indicación Geográfica Protegida (IGP), otorgándole carácter de bien nacional y asegurando su autenticidad ante imitaciones.

La resolución, publicada el 6 de octubre de 2025 en el Diario Oficial de la Federación bajo la Ley Federal de Protección a la Propiedad Industrial, estipula que sólo los productores autorizados del municipio de Acámbaro y quienes cumplan los estándares establecidos podrán usar el nombre “Pan Grande de Acámbaro”, aplicar sus métodos tradicionales de elaboración e intervenir en su comercialización.

Acámbaro, en el sur del estado de Guanajuato, ha sido históricamente un núcleo panadero del Bajío. Su pan más emblemático —el “Pan Grande”— se distingue por su tamaño y por seguir recetas artesanales que incorporan harina de trigo, mantequilla, azúcar, huevo, leche, levadura, y otros ingredientes cuya proporción y modo de mezcla han pasado de generación en generación.

Este pan no solo es un producto culinario sino también un símbolo de identidad local. A lo largo del tiempo se ha consolidado en festividades locales —como la tradicional “Lluvia del Pan” en Acámbaro— y constituye parte del comercio local hacia ciudades del Bajío y más allá.

No obstante, como ocurre con otros productos regionales reconocidos, también enfrentaba el riesgo de ser imitado o que su nombre fuera utilizado en contextos ajenos a la tradición original, lo que diluía su valor simbólico y comercial.

La figura de Indicación Geográfica Protegida (IGP) representa un mecanismo legal mediante el cual un producto —al que se le reconoce reputación, calidad o características vinculadas a un origen geográfico— cuenta con regulación para su uso exclusivo.

En el caso del Pan Grande de Acámbaro, la protección legal implica:

Que el nombre “Pan Grande de Acámbaro” sea reservado únicamente para las panaderías autorizadas de Acámbaro que cumplan con los criterios técnicos, de producción, empaque y comercialización definidos oficialmente.

Que el método tradicional de elaboración, los ingredientes y las formas de presentación —como peso, formas, empaque u otros detalles— estén reglamentados y deban cumplirse para mantener la denominación.

Que el uso del nombre dependa de una autorización o certificación otorgada por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), tras demostrar que se respetan las reglas de uso.

Este tipo de protección busca prevenir la competencia desleal, asegurar que los consumidores reciban el producto auténtico y valorizar el origen tradicional del pan.

Beneficios anticipados y retos por delante:

  1. Valor agregado y apertura de mercados
    Con la IGP, el Pan Grande de Acámbaro puede posicionarse con mayor prestigio, lo que facilitaría su acceso a mercados nacionales e internacionales y permitiría a las panaderías locales demandar precios más competitivos.
  2. Protección legal frente a imitaciones
    Cualquier uso indebido del nombre por fuera del territorio autorizado quedará sujeto a sanciones legales, lo que protege la reputación de los artesanos panaderos acambarenses.
  3. Preservación de la tradición y cultura local
    Al institucionalizar los estándares de elaboración, se garantiza la continuidad de recetas y técnicas propias, evitando su pérdida por la adopción indiscriminada de métodos industriales.
  4. Impacto económico local
    Se estima que la cadena productiva del pan grande de Acámbaro genera más de 3 mil empleos directos e indirectos, distribuidos en unas 120 unidades económicas, de las cuales 10 ya cuentan con el Distintivo “Marca Guanajuato”.

Los Retos: Cumplimiento riguroso de estándares: Para mantener la denominación, los panaderos autorizados deberán ajustar procesos productivos, controles de calidad y documentación. Esto implica inversión en capacitación, infraestructura y supervisión; Gestión administrativa y certificación: La autoridad correspondiente deberá establecer un órgano certificador confiable, con recursos suficientes para inspecciones periódicas y vigilancia del uso correcto de la IGP; Equidad entre productores: Es fundamental que los pequeños panaderos tengan acceso equitativo al uso de esta denominación, sin que el proceso favorezca solo a quienes tienen mayor capacidad técnica o económica; Difusión y marketing: El éxito comercial dependerá también de que el consumidor reconozca y valore la protección. Se requerirá promoción estratégica para que “Pan Grande de Acámbaro” se convierta en sinónimo de calidad auténtica.

La gobernadora Libia Dennise García Muñoz Ledo calificó esta declaratoria como un acto de justicia cultural y económica, al afirmar que el pan acambarense es un símbolo de identidad y orgullo para Guanajuato.

Por su parte, la Secretaría de Economía de Guanajuato celebró el logro e indicó que este reconocimiento consolidará a las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) locales, al tiempo que fortalecerá la diversificación productiva en la región.

Analistas del sector agroalimentario destacan que esta medida coloca al Pan Grande de Acámbaro en una posición ventajosa privilegiada frente a productos similares no protegidos, lo que podría abrir oportunidades de exportación hacia comunidades mexicanas en el extranjero o nichos gourmet que valoren lo auténtico.

La denominación de Indicación Geográfica Protegida “Pan Grande de Acámbaro” representa más que una formalidad legal: es un paso concreto hacia la reafirmación de una tradición viva, la salvaguarda del patrimonio cultural y el impulso de la economía local. Si bien no estará exenta de retos en su implementación, este reconocimiento crea un marco para que futuras generaciones conozcan, reconozcan y disfruten este pan con toda su autenticidad.

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