Celaya, Gto., a 25 de septiembre de 2025.- Como cada otoño, aparecen en el cielo del Bajío las asiladas y pequeñas manchas volantes naranja y negro cuando las mariposas monarca curzan por nustro cielo en su periplo desde Canadá y Estados Unidos rumbo a los bosques-santuarios de Michoacán y el Estado de México.

El paso por Guanajuato, Querétaro y otras tierras del Bajío es uno de los momentos más espectaculares de esta travesía que cubre más de 4,000 kilómetros hasta los sitios de hibernación en Michoacán y Estado de México. Algunos estudios suelen estimar la superficie de bosque ocupada por las colonias de monarcas como un aproximado para la población, 2.83 hectáreas de bosque entre Michoacán y Estado de México, aunque informes recientes hablan de una disminución de 49%, hay datos que reportan que las colonias de hibernación podrían reunir entre 6 y 60 millones de mariposas por hectárea en zonas densamente pobladas, según algunas estimaciones en la literatura de la Reserva de la Mariposa Monarca. La Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca (que incluye zonas en Michoacán / Estado de México) alberga “millones de mariposas” anualmente, aunque no hay un número concreto anual universal aceptado en algunos sitios se afirma que históricamente ha habido temporadas con hasta 300 millones de mariposas en la agregación migratoria (según estimaciones generales) y que, por ejemplo, en 1996–1997 se llegó a cubrir hasta 18 hectáreas en los sitios de hibernación.

La mariposa monarca (Danaus plexippus) realiza la migración más extensa de cualquier insecto en el mundo. Entre los meses de octubre y noviembre, atraviesan los campos de maíz, agaves y mezquites del Bajío, aprovechando los vientos y las corrientes cálidas para ahorrar energía. Los habitantes de comunidades rurales suelen describirlo como una “lluvia de mariposas”, pues las ven descender en racimos sobre los árboles para descansar.
Una estimación conservadora sería que decenas de miles de mariposas podrían cruzar Guanajuato en una temporada migratoria con condiciones favorables, pero no se puede asegurar con certeza una cifra sin estudios específicos de captura, conteo en ruta, marcaje o monitoreo aéreo.
Regiones como Apaseo, Celaya, Salamanca y San Miguel de Allende se han convertido en corredores clave para la mariposa. Los cultivos de algodoncillo (Asclepias), plantas silvestres y la riqueza de flora nativa son esenciales en su camino. Expertos de la Universidad de Guanajuato han señalado que la preservación de estos espacios es vital para garantizar la supervivencia de la especie, declarada en peligro por la reducción de sus hábitats.

El paso de la monarca no solo tiene un valor ecológico, también cultural. En pueblos del Bajío se le relaciona con las celebraciones del Día de Muertos, ya que su llegada coincide con estas fechas. Para muchas comunidades, la mariposa representa las almas de los difuntos que regresan a visitar a los vivos, un simbolismo heredado de tradiciones purépechas y mexicas.
El cambio climático, el uso de pesticidas y la deforestación son amenazas constantes para la monarca. Organizaciones civiles y grupos comunitarios en Guanajuato han impulsado campañas de reforestación y la siembra de algodoncillo para apoyar a la especie. Además, algunos municipios han comenzado a promover el ecoturismo responsable, atrayendo visitantes que buscan presenciar este fenómeno natural sin alterar el entorno.
El paso de la mariposa monarca por el Bajío nos recuerda la interconexión entre ecosistemas y culturas. Protegerla implica cuidar los campos, los bosques y las tradiciones que le dan sentido. En cada ala que cruza el cielo, viaja no solo la memoria de un ciclo natural milenario, sino también la esperanza de que las futuras generaciones puedan seguir maravillándose con este espectáculo.





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