Celaya, Gto., a 29 de julio de 2025.- Desde el trágico “Domingo Negro” del 26 de septiembre de 1999, cuando cuatro toneladas de pirotecnia almacenada ilegalmente explotaron en una bodega de la central de abastos, dejando 72 víctimas mortales y más de 350 heridos, el municipio decretó una prohibición total a la venta, almacenamiento y quema de fuegos artificiales mediante el dictamen 338/2000.

Pese a ello, la prohibición ha sido ampliamente ignorada por la población: en múltiples comunidades, barrios y colonias, especialmente durante fiestas religiosas y patronales, se siguen quemando cohetes, castillos y petardos sin regulación ni control.

El decreto del año 2000 sigue plenamente vigente y es respaldo del Ayuntamiento celayense como respuesta normativa a la tragedia vivida en 1999. Para muchos, su mantenimiento simboliza el respeto a la memoria de las víctimas y un recordatorio de los riesgos latentes.

Aunque Protección Civil y Bomberos reciben en promedio cinco reportes diarios de uso indebido de pirotecnia, señalaron que al llegar el operativo los infractores suelen dispersarse antes de que se lleven a cabo sanciones o decomisos. Hasta la fecha no hay registros oficiales de decomiso o multas aplicadas efectivamente.

Por la frecuencia de la violación de dicho decreto de prohibición, el debate permanece desde diversas opiniones y voces. El regidor del Ayuntamiento, Carlos Ruiz León, considera inapropiado levantar la veda a 25 años del Domingo Negro; dimensiones como el dolor de los familiares de las víctimas y la memoria colectiva siguen vigentes y deben ser respetadas.

Una encuesta reciente en redes sociales muestra que una mayoría de ciudadanos apoya que siga la prohibición, recordando el desplome de aquel día fatídico. Ciudadanos han señalado la necesidad de revisar el dictamen para regular, más que prohibir, la pirotecnia: permitir su quema en espacios controlados y comunitarios, definida por lineamientos de seguridad basados en protocolos estatales (SEDENA)

La idea no es revocar la veda sino reglamentarla: determinar tiendas autorizadas, límites de almacenamiento y zonas específicas para uso controlado en comunidades rurales, reduciendo los riesgos asociados al mercado negro.

El presidente municipal Juan Miguel Ramírez Sánchez anunció que se llevará a cabo una consulta pública durante esa semana, para que la ciudadanía decida si se mantiene la prohibición o si se autoriza bajo regulación controlada el uso de pirotecnia en fiestas religiosas. El municipio evalúa contratar una empresa externa o utilizar plataformas digitales (Google Forms u otras) para hacer esta consulta más precisa.

El alcalde enfatizó que no se perseguirá a fieles ni sacerdotes que usen o enciendan fuegos artificiales durante fiestas; la intervención se enfocará principalmente en vendedores ambulantes o participantes del comercio ilegal de pirotecnia

Por su parte, la Diócesis de Celaya aclaró que no promueve ni organiza actos de quemar pirotecnia y condenó que se criminalice a los líderes religiosos en ese debate.

En diferentes años se han planteado dos posibles opciones: 1) La veda estricta. Los beneficios que tendría: preservación de la memoria histórica, cero accidentes; coherencia con el marco legal vigente; los riesgos que se presentan: Persistencia del mercado negro, incumplimiento generalizado, difícil aplicación y sanciones simbólicas. 2) Regulación controlada: Beneficios que acarrearía: seguridad, supervisión, posibilidad de generación de normas claras y sancionadas; los riesgos que acarrearía: percepción de banalizar la tragedia histórica, riesgo de accidentes si no se controla adecuadamente.

Tras 25 años de una prohibición vigente pero ampliamente ignorada, Celaya enfrenta hoy una encrucijada: ¿seguirá con una veda simbólica e ineficaz, o por el contrario optará por una regulación con normas claras y seguras que permita retomar una tradición cultural? La consulta ciudadana próxima se convierte en el momento clave para que la ciudadanía, los sectores religiosos, sociales y autoridades definan el rumbo que consideren más adecuado, balanceando memoria histórica, seguridad y tradición.

Este debate no solo define el uso de pirotecnia: también pone sobre la mesa cómo se escucha, respeta y valora la voz colectiva de los ciudadanos celayenses.

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