Celaya, Gto., a 26 de julio de 2025.- La llamada canícula es un fenómeno climático que se manifiesta cada año en gran parte del territorio mexicano caracterizado por un descenso temporal de las lluvias en pleno verano, acompañado de un incremento significativo de las temperaturas y una sensación térmica agobiante. Aunque no es exclusiva de México, este periodo tiene una importancia especial por su impacto en la salud, la agricultura y el suministro de agua en regiones vulnerables.

Su nombre proviene del latín canis (perro), en referencia a la constelación Can Mayor y su estrella más brillante, Sirio, que aparece en el cielo durante esta temporada. Tradicionalmente se asocia con «los días más calurosos del año».
En México, la canícula inicia regularmente entre la segunda y tercera semana de julio y puede extenderse hasta mediados o finales de agosto. No tiene una duración fija, pero generalmente abarca entre 20 y 40 días, con variaciones según la región.
Los estados más afectados por la canícula son los del sureste y oriente del país: Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán, Chiapas, Oaxaca, Puebla, Guanajuato, San Luis Potosí, Hidalgo y Tamaulipas. En estas zonas, donde el clima ya es cálido y húmedo, la reducción de lluvias puede intensificar las olas de calor, aumentar el riesgo de incendios forestales y provocar estrés hídrico en cultivos y ganado.

Durante la canícula, se presentan las siguientes condiciones:
- Altas temperaturas, que pueden superar los 40°C en algunas regiones.
- Disminución o ausencia temporal de lluvias, pese a encontrarse dentro del periodo de verano.
- Ambientes secos y bochornosos, que elevan la sensación térmica.
- Cielos mayormente despejados, lo que favorece una mayor radiación solar.
Este fenómeno se debe a una combinación de factores atmosféricos, como la intensificación del sistema de alta presión en niveles medios de la atmósfera, que inhibe la formación de nubosidad y reduce la actividad ciclónica momentáneamente en ciertas zonas.
La falta de agua y alimento en el entorno natural puede forzar a animales silvestres a acercarse a zonas urbanas, aumentando el riesgo de conflictos con humanos o accidentes.
El impacto de la canícula no solo se traduce en incomodidad. También puede provocar golpes de calor, deshidratación, enfermedades gastrointestinales y complicaciones en personas con padecimientos crónicos. Por ello, autoridades de salud recomiendan:
- Beber abundante agua y evitar exposición prolongada al sol.
- Usar ropa ligera, de colores claros y sombrero o gorra.
- Evitar ejercicio en exteriores entre las 11:00 y 16:00 horas.
- No dejar niños o mascotas dentro de vehículos estacionados.

Aunque forma parte de la climatología regular del país, en los últimos años la canícula ha cobrado mayor relevancia debido al cambio climático, que ha intensificado sus efectos y prolongado su duración en algunas regiones. En 2025, organismos como el SMN (Servicio Meteorológico Nacional) han advertido que la presente canícula podría registrar temperaturas superiores al promedio histórico, especialmente en el noreste y centro del país.
En este contexto, la canícula se convierte en un recordatorio de la urgencia de adaptar nuestras ciudades, sectores productivos y políticas públicas a un escenario de calor más extremo y prolongado.





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