Celaya, Gto., a 20 de junio de 2025.- Las viviendas abandonadas se han convertido en un verdadero quebradero de cabeza en múltiples municipios del estado, desde León hasta Celaya, de San José Iturbide a Pénjamo, exacerbando la inseguridad, la degradación urbana y el deterioro del patrimonio. Según cifras del Infonavit, Guanajuato ocupa el sexto lugar nacional en abandono de vivienda, con 1,595 inmuebles en esta situación.
En León, la alcaldía identificó hasta 60 000 viviendas en estado de abandono, incluidas 5 000 solamente en la colonia Brisas del Campestre. Otra denuncia reciente revela 30 000 casas Infonavit sin habitar en León, motivadas por falta de cumplimiento de desarrolladores o inseguridad.

En municipios como Silao, San José Iturbide y Pénjamo, esas casas vacías se han transformado en riesgos para la comunidad, pues se han convertido en «sitios de vandalismo, consumo de drogas y robos». En San José Iturbide, más de nueve viviendas sirven de baño público improvisado o refugio de indigentes, generando malestar entre los vecinos .
Las razones del abandono son múltiples, entre ellas se pueden distinguir:
- Inseguridad: la presencia del crimen organizado sigue siendo factor clave;
- Faltas de servicios: casas construidas a grandes distancias sin infraestructura básica pierden atractivo;
- Morosidad: créditos Infonavit sin pagar y deuda predial bloquean la recuperación.

Las autoridades han implementado algunas estrategias:
- Juicios hipotecarios: en León y Celaya, el Infonavit inició acciones legales para recuperar y volver a ofertar casas abandonadas;
- Convenios públicos–privados: agentes inmobiliarios proponen ventas directas a derechohabientes con opción de mejorar las viviendas con el mismo crédito;
- Remates y regeneración urbana: se discuten convenios para rematar casas con adeudo, recuperarlas y destinarlas a familias vulnerables.
Obstáculos persistentes
- Falta de coordinación institucional: diagnósticos hay muchos, pero los mecanismos normativos avanzan con lentitud;
- Responsabilidad compartida: muchos propietarios y desarrolladores incumplen, sin que exista exigencia legal efectiva;
- Trámites burocráticos: la recuperación de las casas tiende a estancarse por temas de legitimación, juicios y rehabilitación.
Cuando una casa se queda vacía, sus condiciones afectan a la comunidad: enfermedades, disminución del valor inmobiliario, uso como guarida delictiva. Los ciudadanos temen —legítimamente— por la seguridad de sus hijos.

Ante esta situación apremian las soluciones que podrían considerar:
- Agilizar los juicios hipotecarios y remates: acelerar la recuperación oficial y permitir el retorno de estas viviendas al mercado;
- Impulsar convenios efectivos: Infonavit y municipios deben formalizar esquemas de venta directa, rehabilitación con créditos y entrega a quienes realmente necesitan una casa;
- Fortalecer la vigilancia y mantenimiento: apoyo policial, iluminación, sellado adecuado de viviendas;
- Reforzar la responsabilidad de desarrolladores: exigir cumplimiento de garantías, infraestructura, apertura de consultas ciudadanas al aprobar fraccionamientos.
Sin lugar a dudas el abandono de viviendas en Guanajuato es un desafío estructural que conecta crisis de inseguridad, fracaso urbano y desigualdad. La transición de «vivienda fantasma» a hogar funcional depende de voluntad política, coordinación interinstitucional y compromiso social. Sin embargo, hasta ahora, esas casas deshabitadas siguen siendo castillos de aire, donde habitan sus sombras y la frustración de quienes exigen soluciones.





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