Celaya, Gto., a 18 de junio de 2025.- El Estado de Guanajuato enfrenta una crisis ambiental silenciosa pero devastadora: la proliferación de basureros al aire libre. Según datos de la Procuraduría Ambiental y de Ordenamiento Territorial (PAOT), se han detectado más de 150 sitios irregulares de disposición de residuos sólidos en zonas rurales y suburbanas, lo que representa una amenaza directa para la salud pública, el medio ambiente y la biodiversidad regional.
En municipios como León, Irapuato, Celaya y Dolores Hidalgo, los tiraderos clandestinos se han convertido en parte del paisaje. Llantas, muebles viejos, restos de construcción, plásticos y desechos domésticos se acumulan sin ningún tipo de control sanitario ni técnico. Algunos de estos sitios llevan años operando, mientras otros surgen de la noche a la mañana a la orilla de caminos, ríos o incluso cerca de áreas habitacionales.

La falta de vigilancia, la limitada cobertura de recolección de basura en comunidades rurales y la omisión de sanciones efectivas por parte de algunas autoridades municipales han permitido que el problema se agrave año con año.
Solamente 13 de los 46 sitios de disposición final de residuos sólidos urbanos en Guanajuato cuentan con certificación que los acredita como rellenos sanitarios, de éstos, solo cinco tiraderos de basura municipal en todo el estado se enmarcan dentro de la Norma 083 de la Semarnat, son los de Huanímaro, Uriangato, Celaya, San Felipe y León. Ante esta situación, ya se trabaja en un proyecto de gestión de recursos en la entidad. Del resto, 15 son sitios controlados y 17 no cuentan con ningún tipo de control. En estos municipios la disposición de los desechos sólidos , continuamente son presa de incendios, que provocan seria contaminación ambiental, provocando atmósferas con partículas no deseadas.

Los efectos de estos basureros son múltiples. El más visible es la contaminación visual y el deterioro del paisaje. Pero más allá de eso, existe una grave afectación al suelo, al agua y al aire. Al no contar con sistemas de impermeabilización, los lixiviados —líquidos altamente contaminantes producto de la descomposición de residuos— se filtran al subsuelo, afectando mantos acuíferos que abastecen a poblaciones enteras.
Además, muchos de estos sitios son quemados periódicamente para reducir el volumen de residuos, liberando dioxinas y furanos, sustancias tóxicas asociadas con enfermedades respiratorias, cáncer y alteraciones hormonales. La fauna silvestre también se ve afectada: especies como zorros, aves carroñeras y perros callejeros entran en contacto con residuos que pueden ser mortales.

Expertos en gestión ambiental señalan que el problema está directamente relacionado con la falta de infraestructura adecuada. De los 46 municipios del estado, apenas 20 cuentan con rellenos sanitarios que cumplen con la normativa oficial mexicana, y muchos de estos operan al límite de su capacidad. Aunado a esto, existe una débil cultura de separación de residuos, reciclaje y manejo responsable de la basura.

La gobernadora Libia Denisse García Muñoz Ledo ha reconocido en diversas ocasiones la urgencia de fortalecer la estrategia estatal de residuos sólidos. En marzo pasado, durante un foro ambiental en Silao, anunció la creación de un Plan Integral de Manejo de Residuos que incluiría inversiones en centros de transferencia, rellenos sanitarios intermunicipales y campañas de educación ambiental. Sin embargo, organizaciones civiles como «EcoGto» y «Verde Circular» exigen mayor celeridad en su aplicación.
Para enfrentar esta problemática, especialistas y organizaciones ambientalistas proponen medidas como:
- Mayor vigilancia y sanciones para quienes tiren basura en sitios no autorizados.
- Fortalecimiento de la recolección en zonas rurales.
- Instalación de puntos limpios y centros de reciclaje comunitario.
- Campañas educativas continuas sobre el impacto de los residuos.
- Apoyo a municipios para crear infraestructura adecuada.
Los basureros al aire libre son un síntoma de un modelo de desarrollo desordenado y de una gestión de residuos ineficaz. Guanajuato, un estado con fuerte vocación agrícola e industrial, no puede permitirse seguir ignorando este foco rojo. La solución requiere coordinación interinstitucional, inversión pública, participación ciudadana y una visión ambiental de largo plazo. De no actuar ahora, el costo ecológico y humano será aún más alto en el futuro.





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