Fue la temporada 1994–95 cuando el Atlético Celaya, una plaza con historia que buscaba renacer, se convirtió en protagonista de un guion de película. El equipo, recién formado al comprar la franquicia de los Toros de Cuernavaca, se coronó campeón de la Primera División A y obtuvo el anhelado ascenso a Primera División. El «Hacedor del Sueño», tiene un nombre Don Enrique Fernández Prado (QEPD)

El ascenso: milagro en el Hidalgo

Después de una regular campaña que lo colocó en segundo lugar general con 33 puntos, el conjunto guanajuatense enfrentó al Pachuca en la final. El primer episodio quedó 0–0 en el Miguel Alemán de Celaya. Pero en la vuelta, el brasileño Amarildo Soares «Zico» se convirtió en héroe, anotando el gol decisivo que sentenció el ascenso 1–0 en el Estadio Hidalgo

El «Cuento» se complicó fuera de la cancha: la directiva, encabezada por el empresario español Enrique Fernández Prado, aún no preparado para ascender a la Primera División tuvo que recurrir al apoyo de la afición y financiar la remodelación del Estadio Miguel Alemán Valdés para cumplir con los requisitos de la Federación Mexicana. Quienes vivieron esa época cuentan la hazaña de como se fué transformando el estadio de carecer de tribunas en las cabeceras, pasaron a ser tribunas portátiles, no aceptadas por la FMF, y posteriormente la construcción de las tribunas, vestidores y otros para cumplir con los requisitos…. toda una odisea.

De novatos a finalistas: la fantasía continúa

En su regreso a la máxima categoría (temporada 1995–96), el Celaya deslumbró. Con 52 puntos conquistados en los 34 partidos, terminó en cuarto lugar general, logró su primer pase a liguilla y dejó impresionada a toda la nación futbolera…… Don Enrique anunció: «Traeré a jugar a grandes figuras del futbol Español»….. y el hechizo se hizo real: la contratación de Emilio Butragueño, exdelantero del Real Madrid, fue el golpe mediático. El “Buitre” lideró a un plantel que también incluyó a figuras como Hugo Sánchez y “Michel” González, y llevó al equipo hasta la gran final contra Necaxa.

En la serie por el título, ambos juegos fueron intensos y cerrados. El partido de ida terminó 1–1 en el Miguel Alemán, con gol de Butragueño, y el duelo de vuelta en el Estadio Azteca, que se llenó con los celayenses que «emocionados» se volacron a la Ciudad de México, concluyó 0–0. Necaxa alzó el trofeo gracias a la ventaja deportiva y el valor del gol de visitantes. Los celayenses sabemos que el árbitro no marcó un penalty clarísimo -tackleada dentro del área-, pues sería darle el triunfo a los ya afamados «Toros del Atlético Celaya» que claramente había dominado del partido final.

Un legado imborrable

Aunque no se coronaron, los “Toros” dejaron huella. El plantel quedó en los anales del fútbol mexicano por ser el único equipo como recién ascendido en llegar a una final de liga larga. Además, su ascenso y la contratación del Buitre, Hugo y Michel, marcó un resurgimiento deportivo y social para Celaya: se mejoró el estadio, se articularon fondos comunitarios y se fomentó un sentido de identidad en la ciudad cajetera.

Epílogo: renacimiento y promesa

Después de años de altibajos, desaparición y reestructuración, el club renació varias veces (como Club Celaya o Cajeteros) y hoy compite en la Liga de Expansión MX. Su historia reciente muestra firmeza, aspiraciones de ascenso, y una ambiciosa gestión económica liderada en un primer momento por Alan Achar y posteriormente por Carlos Benavides.

Hoy ante el eco del pasillo que insiste en que nuevamente el equipo se irá de casa, ahora a Veracruz, surgen voces que piden que personas de Celaya reconozcan la tradición futbolera de nuestra ciudad, y se habla de que hay claras intenciones de tener un equipo de largo aliento que forme y dé oportunidad a jugadores celayenses….. hoy, como hace treinta años, e se vale soñar.

La hazaña del ascenso del Atlético Celaya y su fulgurante paso por Primera División en los años 90 no solo revive en los corazones celayenses, sino que también inspira a otras ciudadesI. Es prueba de que, con pasión, comunidad y un poco de magia futbolística, los sueños pueden hacerse realidad.

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