Ciudad del Vaticano — El 8 de mayo de 2025, el Colegio Cardenalicio eligió al cardenal Robert Francis Prevost como el nuevo pontífice de la Iglesia Católica, quien tomó el nombre de León XIV. Su elección, en cuarta votación, ha sido recibida con entusiasmo por fieles de todo el mundo, particularmente en América Latina, donde su legado pastoral y cercanía cultural han dejado una huella profunda.

Un Papa desde Chicago con alma latinoamericana
Nacido en Chicago en 1955, «Antes del noviciado, es la historia de un joven que vive con otros jóvenes, conociéndose a sí mismo y, como hijo de san Agustín, conociendo a los demás, la importancia de la amistad y de una vida comunitaria. Fue en esos años que nació una cierta inquietud y un deseo de ser misionero: no de quedarme en mi país, sino de participar en algún tipo de actividad como sacerdote o religioso», y continua «Conocí la Iglesia a través de la experiencia parroquial a nivel local. También estudié en una escuela parroquial. En este sentido, tal vez gracias también a la cercanía de algunos sacerdotes diocesanos, nació la idea de la posibilidad de convertirme en sacerdote.»
«Posteriormente conocí a mi familia religiosa, los agustinos. Tras un breve tiempo de discernimiento para tomar una decisión, y también al conocer a otros jóvenes que habían ido con los agustinos», a los 14 años, ingresó en el Seminario Menor de los Padres Agustinos y en 1977 se licenció en Matemáticas; cursó estudios de Filosofía en la Universidad de Villanova, en Pensilvania. El 1 de septiembre de ese mismo año, con 22 años de edad, ingresó en el noviciado de la Orden de San Agustín (Agustinos), en la provincia de Nuestra Señora del Buen Consejo, en Saint Louis. Se formó en teología en la Catholic Theological Union de su ciudad natal y luego fue enviado a Roma, donde estudió Derecho Canónico en la Pontificia Universidad San Tommaso d’Aquino donde se licenció y luego doctoró.

Su vínculo con la formación del clero fue constante durante diez años. Fué en América Latina, específicamente en Perú, donde Prevost moldeó gran parte de su identidad pastoral. Durante más de una década fue misionero y formador en la diócesis de Chulucanas y posteriormente obispo de Chiclayo. Su fluido español, sensibilidad hacia las realidades sociales de la región y su enfoque pastoral centrado en la dignidad humana lo convirtieron en una figura muy respetada en la Iglesia latinoamericana.
En 2014, fue nombrado administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo, y luego obispo, naturalizándose ciudadano peruano en 2015 para cumplir con las exigencias del concordato con la Santa Sede. y fue ordenado sacerdote en 1982. Desde el inicio de su ministerio, demostró una profunda vocación misionera. Su formación teológica comenzó en el seminario agustiniano y se consolidó en Roma, donde obtuvo un doctorado en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino (Angelicum).Entre 2018 y 2023, fue vicepresidente segundo de la Conferencia Episcopal Peruana, mientras que en paralelo, asumió la administración apostólica del Callao (2020-2021). Estas funciones lo convirtieron en una figura de consenso entre el episcopado peruano. «Conocí la Iglesia a través de la experiencia parroquial a nivel local. También estudié en una escuela parroquial. En este sentido, tal vez gracias también a la cercanía de algunos sacerdotes diocesanos, nació la idea de la posibilidad de convertirme en sacerdote.

Compromiso con una Iglesia sinodal y cercana al pueblo
El cardenal Prevost fue llamado a Roma por el papa Francisco en 2023 para asumir como prefecto del Dicasterio para los Obispos, un cargo clave para el futuro liderazgo eclesial. Su gestión destacó por la promoción de obispos con experiencia pastoral, sensibilidad social y compromiso con la sinodalidad. Estos valores han sido centrales también en su discurso inaugural como León XIV, en el que reiteró su deseo de «una Iglesia que escuche, acompañe y sane».
León XIV se posiciona así como un continuador del legado reformista de Francisco, pero con un matiz propio: una combinación de rigurosidad teológica agustiniana con una calidez pastoral que ha cultivado durante décadas en contacto con pueblos indígenas, comunidades rurales y zonas urbanas desfavorecidas.

¿Qué se espera de su pontificado?
El nuevo Papa enfrenta desafíos sustanciales: el relevo generacional dentro del episcopado, la disminución de vocaciones en Europa, los casos de abusos aún sin resolver plenamente, y el papel de la Iglesia en un mundo cada vez más secularizado. Sin embargo, su perfil indica una voluntad de afrontar estos temas con firmeza y compasión.
También se anticipa un reforzamiento del diálogo interreligioso y de la relación con las Iglesias del Sur Global. América Latina, África y Asia podrían tener una voz más fuerte durante su pontificado, reflejando el cambio de eje en la demografía católica mundial.
En su primer mensaje Urbi et Orbi, León XIV evocó a San Agustín al decir: «Ama y haz lo que quieras, porque quien ama verdaderamente no puede sino construir». Esta frase resume el espíritu que parece animar su pontificado: uno de cercanía, escucha activa y compromiso con una Iglesia en salida.

A medida que comienza su camino como sucesor de Pedro, el mundo católico observa con esperanza y expectativa a un Papa que conoce el corazón de los pueblos, habla su lengua y comprende sus dolores. En León XIV, muchos ven no solo a un líder espiritual, sino a un constructor de puentes.





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