Celaya, Gto., a 3 de mayo de 2025.- Cada 3 de mayo, miles de albañiles y trabajadores de la construcción en México detienen sus labores, no por descanso, sino para celebrar una de las tradiciones más arraigadas en su gremio: el Día de la Santa Cruz. Más allá de una conmemoración religiosa, esta fecha representa un símbolo de identidad, respeto y unidad entre quienes día a día construyen los cimientos del país.

Origen religioso y sincretismo cultural

La celebración de la Santa Cruz tiene raíces que se remontan a la Edad Media. Según la tradición católica, fue el emperador Constantino quien mandó buscar la cruz donde murió Jesucristo, siendo encontrada por su madre, Santa Elena. Este hecho se recuerda cada 3 de mayo.

Cuando esta tradición llegó a América durante la colonia, se mezcló con creencias indígenas y encontró una nueva expresión en los trabajadores de la construcción, quienes adoptaron la cruz como símbolo de protección y guía espiritual en sus labores diarias.

La cruz en lo alto: un símbolo vivo

En las construcciones, es común ver una cruz de madera adornada con flores y listones de colores colocada en lo más alto de la obra. Es una forma de bendecir el trabajo, pedir por la seguridad de los obreros y agradecer por lo logrado hasta el momento. Algunas veces, se celebra una misa en el sitio, seguida de comida, música y bebidas, organizadas entre los propios trabajadores, patrones o encargados de obra.

“Es una tradición que nos une. No es solo religión, es respeto a lo que hacemos y a los que ya no están”, comenta Don Roberto, maestro albañil con más de 40 años de experiencia. “Hemos perdido compañeros en accidentes, y este día es también para recordarlos”.

Más que un festejo, un acto de dignidad

Aunque la Santa Cruz suele verse como una celebración alegre, también revela las difíciles condiciones de trabajo que enfrenta el gremio. Jornadas largas, pocos derechos laborales y riesgos constantes son parte del día a día de muchos trabajadores de la construcción. En ese sentido, el 3 de mayo también puede entenderse como un acto de dignidad y reconocimiento a una labor muchas veces invisibilizada.

En algunas regiones, especialmente en el centro y sur de México, las autoridades locales y empresas constructoras han comenzado a formalizar el festejo, brindando días de descanso o apoyando las celebraciones, como una forma de valorar el esfuerzo de estos trabajadores.

Una tradición que sigue firme

En un país donde la modernización y los grandes desarrollos urbanos avanzan a pasos agigantados, la Santa Cruz permanece como un recordatorio de que toda estructura, por más sofisticada que sea, comienza con manos humanas. Manos que mezclan cemento, colocan ladrillos y, sobre todo, mantienen viva una tradición de fe y orgullo.

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