Cada 8 de marzo, el mundo se tiñe de morado para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, una jornada de reflexión y lucha, millones de mujeres en todo el mundo toman las calles, alzan la voz y se unen en un grito colectivo por la igualdad de derechos; reivindicación que visibiliza la desigualdad de género, la violencia machista y la discriminación que persisten en la sociedad. Desde calles abarrotadas de manifestantes hasta discursos en organismos internacionales, la fecha recuerda los avances logrados y los desafíos pendientes en la lucha por la igualdad de género.
El Día Internacional de la Mujer tiene sus raíces en las protestas obreras de principios del siglo XX. En 1908, un grupo de trabajadoras textiles en Nueva York inició una huelga para exigir mejores condiciones laborales y derechos fundamentales. Dos años después, en 1910, durante la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague, se propuso establecer un día internacional para reivindicar los derechos de las mujeres. Finalmente, la fecha del 8 de marzo quedó fijada tras las protestas de trabajadoras rusas en 1917, que marcaron un punto de inflexión en la historia del feminismo.
Desde entonces, esta jornada ha evolucionado hasta convertirse en una manifestación global que abarca múltiples demandas: igualdad salarial, acceso a la educación y la salud, erradicación de la violencia de género y equidad en la representación política y social. lo largo de la historia, mujeres de diversas disciplinas han alzado la voz para exigir justicia y equidad. «No deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas», dijo Mary Wollstonecraft, una de las pioneras del feminismo en el siglo XVIII. Su pensamiento sigue vigente hoy en día, cuando aún queda mucho camino por recorrer.

La lucha continúa
Las cifras siguen reflejando profundas desigualdades. Según la ONU, a nivel mundial, las mujeres ganan en promedio un 20 % menos que los hombres por el mismo trabajo. Además, la violencia de género sigue siendo una de las problemáticas más urgentes. «El feminismo no es un eslogan, es una forma de vida», expresó la activista Malala Yousafzai, destacando la importancia de la educación y la concienciación en la transformación social.
El 8M no solo es una fecha para recordar la opresión histórica que han sufrido las mujeres, sino también una oportunidad para celebrar los logros conquistados. «Una mujer debe ser dos cosas: quien ella quiera y lo que ella quiera», afirmó la diseñadora Coco Chanel, en un llamado a la autonomía y autodeterminación femenina.

Voces que inspiran
Desde la política hasta la literatura, las mujeres han dejado su huella en la historia. «Las mujeres pertenecen a todos los lugares donde se toman decisiones», declaró Ruth Bader Ginsburg, jueza de la Corte Suprema de EE.UU., subrayando la importancia de la representación femenina en los espacios de poder.
En el ámbito literario, la escritora Virginia Woolf dejó un mensaje claro sobre la necesidad de independencia: «Una mujer debe tener dinero y una habitación propia si va a escribir ficción». Su pensamiento resuena en la actualidad, cuando la brecha económica y las responsabilidades domésticas siguen limitando el desarrollo profesional de muchas mujeres.
Un llamado a la acción
El 8M es más que una fecha conmemorativa; es una jornada de movilización global. En muchos países, miles de personas salen a las calles exigiendo justicia y políticas públicas que garanticen una verdadera igualdad de oportunidades.
«No podemos permitirnos estar cansadas», dijo Angela Davis, activista y filósofa, refiriéndose a la necesidad de mantener el impulso en la lucha por los derechos de las mujeres. La tarea aún no está terminada, pero la determinación y la unión de quienes alzan la voz siguen marcando el camino. Las redes sociales también juegan un papel clave en la difusión de mensajes y denuncias, con campañas que buscan concienciar a la sociedad sobre las desigualdades persistentes.
En algunos lugares, las protestas son reprimidas o enfrentan obstáculos, lo que evidencia que la lucha por la igualdad aún genera resistencia. Sin embargo, la movilización masiva demuestra que el movimiento feminista sigue creciendo y diversificándose, con voces que provienen de distintos sectores y contextos.

Las luchas pendientes
A pesar de los avances en materia de derechos, aún queda un largo camino por recorrer. Según datos de la ONU, las mujeres continúan enfrentando brechas salariales significativas, sobrecarga de trabajo no remunerado y violencia de género. En muchos países, la legislación sigue siendo insuficiente para garantizar su protección y derechos fundamentales.
Además, el 8M también pone sobre la mesa debates como el reconocimiento de los cuidados como un trabajo esencial, la necesidad de políticas públicas con perspectiva de género y el impacto de la crisis climática sobre las mujeres, quienes suelen ser las más afectadas en contextos de vulnerabilidad.
Un futuro en construcción
Más allá de las manifestaciones, se requiere un compromiso real por parte de los gobiernos, las empresas y la sociedad en su conjunto para eliminar las barreras que impiden el pleno ejercicio de los derechos de las mujeres.
Mientras existan desigualdades, violencia y discriminación, el 8M seguirá siendo una jornada de lucha y resistencia. Porque como dice una de las consignas más repetidas en esta fecha: «Si nosotras paramos, el mundo se detiene».
Este 8 de marzo, el mensaje es claro: la lucha continúa, y el mundo debe escuchar.





Deja un comentario