Celaya, Gto., a 27 de Febrero de 2025.- Los organismos genéticamente modificados (OGM), comúnmente llamados transgénicos, han generado un intenso debate en torno a su impacto en la soberanía alimentaria. Mientras algunos los ven como una herramienta para mejorar la producción agrícola y combatir el hambre, otros los consideran una amenaza para la autonomía de los agricultores y la biodiversidad. Pero, ¿realmente atentan contra la soberanía alimentaria?
¿Qué son los transgénicos?
Los transgénicos son organismos cuyo ADN ha sido modificado mediante ingeniería genética para dotarlos de características específicas, como resistencia a plagas, tolerancia a herbicidas o mayor valor nutricional. En la agricultura, los cultivos transgénicos más comunes incluyen maíz, soya, algodón y canola, los cuales han sido adoptados en numerosos países.
La soberanía alimentaria: un derecho fundamental
La soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a definir sus propios sistemas alimentarios y agrícolas. Esto implica el control sobre las semillas, los métodos de producción y la distribución de los alimentos, priorizando la producción local y sostenible. La dependencia de semillas patentadas por grandes corporaciones es una de las principales preocupaciones cuando se habla del impacto de los transgénicos en la soberanía alimentaria.
Impactos de los transgénicos en la soberanía alimentaria
- Dependencia de corporaciones: Muchas semillas transgénicas son patentadas por empresas multinacionales, lo que obliga a los agricultores a comprarlas cada temporada en lugar de guardar semillas propias. Esto reduce la autonomía agrícola y aumenta los costos de producción.
- Monocultivos y pérdida de biodiversidad: La adopción masiva de cultivos transgénicos ha fomentado los monocultivos, reduciendo la diversidad de cultivos tradicionales y aumentando la vulnerabilidad ante plagas y enfermedades.
- Impacto en el medio ambiente: Si bien algunos transgénicos reducen el uso de pesticidas, otros han incentivado el uso de herbicidas como el glifosato, afectando la salud del suelo y la biodiversidad.
- Criminalización de semillas nativas: En algunos países, las regulaciones sobre semillas transgénicas han limitado el uso de semillas tradicionales, afectando a comunidades indígenas y campesinas que dependen de ellas para su seguridad alimentaria.
Argumentos a favor de los transgénicos
Por otro lado, los defensores de los transgénicos argumentan que estos pueden contribuir a la seguridad alimentaria y a la soberanía alimentaria de diversas maneras:
- Mayor rendimiento y resistencia: Algunos cultivos transgénicos pueden resistir sequías, plagas y enfermedades, reduciendo las pérdidas y aumentando la producción.
- Reducción del uso de agroquímicos: En algunos casos, los transgénicos han permitido disminuir el uso de pesticidas y herbicidas, mejorando la sostenibilidad.
- Mejora nutricional: Existen desarrollos como el arroz dorado, que busca combatir la deficiencia de vitamina A en regiones vulnerables.
El impacto de los transgénicos en la soberanía alimentaria depende del contexto en el que se implementan. Si su uso está controlado por grandes corporaciones y desplaza la producción local, pueden representar una amenaza. Sin embargo, si la biotecnología es accesible a pequeños agricultores y respeta la diversidad agrícola, podría convertirse en una herramienta para fortalecer la soberanía alimentaria. La clave está en promover políticas que equilibren la innovación con la justicia social y ambiental, garantizando que los beneficios de la biotecnología lleguen a todos y no solo a unos pocos.





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